Me encanta que leas esto, pero por favor no olvides que ahora mismo y en este contexto no hay nada más “acerca de mí ” que esta música mía que te rodea en estas paredes digitales, así que búscala y encontrarás también la dimensión personal de lo que he vivido. Uno es lo que hace cada día.

Nací en Barcelona en el año 1980. Sin mérito alguno tuve la enorme suerte de ser el nieto de la soprano dramática María Rosa Bellido Ibars, así que pronto conocí su vivencia artística a la que pude acercarme libremente gracias a mi madre y empezar a oler aquello de que el sonido es felicidad, es amor y que puede ser la columna vertebradora de una vida.

Me llamó enseguida la atención todo ese universo dedicado a la expresión, partiendo de uno para llegar luego a los demás.

Me sentía ya cómodo con esa escucha activa que luego iría transformándose en otra clase de inquietudes; escuchar la llamada del instrumento y la posterior construcción de esa relación con el objeto y su vibración.

Y empecé a escuchar y a descubrir el repertorio que ella cantaba: la zarzuela, la liturgia de la iglesia en el centro de Barcelona que ella misma dirigía, la copla en su cocina ó la música vocal de concierto.  Y me enamoré del oficio sin saber todavía de qué rama, que el florero es muy grande.

A un niño le basta vivir cualquier input de una forma sana para darse cuenta de que eso le gusta, le acompaña, le da seguridad por mimetizarse con ese espejo. Es el anhelo por pertenecer a un mundo creativo que permite no abandonar jamás esa infancia. Un niño no ve la onda sonora pero vive su aura. ¡La Música!

Así que antes de la guitarra, el piano y la composición empecé mi carrera con la escucha.

Mi primer conservatorio fue mi abuela y aquello fue vital para construir el resto. Nunca perdí de vista esa inocencia en el sentir y en el querer hacer y sigo viviendo la misma sensación a día de hoy.

Mi abuela me decía: “el artista, lo es sobre todo cuando no tiene trabajo”. 

 De esta manera pasé mi infancia y primera adolescencia con sus lecciones, consejos y sobretodo con la construcción de la afición; palabra que más tarde adquiriría un sentido completo con mi segundo camino: el flamenco y su Música.

En ese caminar me di cuenta que ya empezaba a gestarse un compromiso artístico que me llevó a la más íntima parcela de un músico: la composición.

Ahora, si te apetece, demos un breve paseo por mi historia pasada y presente.